Algo me ha sorprendido esta mañana, nada especial, pero algo que me ha hecho pensar. Un hombre sonriente. Un señor rodeado de gente ausente. Feliz y sin dejar de sonreír se ha sentado al lado de una chica y ha empezado a hablar. Ella lo miraba perpleja, sin saber que decir. Y entonces he pensado... "Vaya, tal vez yo tampoco sabría qué decir". El hombre seguía conversando alegre ¿Es por qué era demasiado temprano o la gente se sentía incómoda ante tal derroche de felicidad?
No sé los demás, pero yo a medida que lo escuchaba me sentía más despierta, me gusta tanto ver a gente feliz. Y es que todos pasamos por momento malos y duros, solo cambia la forma en que te enfrentas a ellos ¿Por qué damos más valor a unas cosas negativas y puntuales, en vez de a todas las cosas positivas que vivimos a menudo?¿Por qué nos enfrascamos en la idea de no estar satisfechos, en vez de salir y conocer lo que realmente queremos?¿Por qué nos cuesta tanto ver que nuestra vida es lo mejor que nos podía pasar?
Creemos que vivimos en una rutina aburrida y agobiante, pero tampoco hacemos nada para que eso cambie.
Inventándonos excusas, quizá por miedo a ser felices.
No hay comentarios:
Publicar un comentario